miércoles, 12 de setiembre de 2007

La venganza de las axilas

Luego de almuerzo viene a mi y me ordena casi tiranamente, "la venganza de las azilas". Es que le inventé un juego. Se para en el borde del sofá y salta directo a mi barriga (esa parte fue contribución de su cosecha) y en "venganza" le hago cosquillas en sus axilas con los dos indices. Le encanta, rie hasta casi llorar, sin aire. Y su risa me contagia, me invade. Y vuelve a empezar. La única disconforme al final es mi barriga.

1 comentario:

El Chepis dijo...

Siempre pensé en patentar las panzas y venderlas en Toys R Us. Son lo máximo! Mis sobrinos vivían saltando en mi barriga como pequeños caníbales con presa nueva.