miércoles, 19 de setiembre de 2007

Cuándo fue la última vez que viste una mariquita?

Soy un convencido que los niños son los que nos dan las mejores lecciones de vida. Y quiero compartirles una que siempre me hace pensar mucho. No sé si conocen aquel escarabajo pequeñito, naranja, precioso, con pintitas negras en las espaldas/alas? Ese bichito yo lo conozco como mariquita. La verdad no sé porqué lo llaman así ni quiero saberlo. Sólo sé que es una delicadeza de la creación del señor, un toque fino de artista, una sublime pincelada de la naturaleza. Y de hecho de niño me quedaba fascinado cuando las encontraba en verano, de hecho me dejaba encantado esa sútil belleza. Al inicio pensé que me ocurría sólo a mi, pero ahora mi toería es que es un bicho de infancia, que encanta, aunque de diferentes formas, a todos los niños. Pero pasa el tiempo y uno crece y pierde una de las cosas más importantes de la vida: maravillarse ante la creación. Y no sólo la propia, la creación en general. Un buen libro, una hermosa pintura, un sabroso merengue, una rica papa a la huancaína, un precioso niño (y no sólo el tuyo) y porque no, una mariquita. Y cuando eres adulto llegas hasta olvidarlas y ya no las vuelves a ver, sólo en las portadas de los libros de cuentos de hadas cuando tienes niños y piensas que son seres mitológicos como los duendes. Ahora la lección. Fui con mis hijos a la playa. Y como casi siempre no logré desconectarme al cien por ciento de lo estúpido de la vida mundana y me puse a leer el periódico, aunque dejaba semi sabiamente, filtrar las preciosas risas de los niños en mi aturdida lectura. "Papi, mira lo que encontré", me interrumpió mi Ale. Y ahí la vi. La mariquita. No la veía hace mucho y me quise dejar encantar como un niño. Sebas quería tener la suya. "Te voy a buscar una papi" le dije y vaya que le puse esfuerzo, entre los arbustos, en las hojas de los árboles, en todas las flores. Nada. "Qué haces papi?" me preguntó mi Ale, "busco una mariquita para tu hermano, pero no encuentro nada", "mira, aquí hay otra". Dos mariquitas en un solo día y casi sin esfuerzo. Me sentí tan adulto y tan menos niño. Y tú, cuándo fue la última vez que viste una mariquita?

2 comentarios:

Jassy dijo...

me encantaban, me acuerdo estar en el jardin de mi abuelita buscando mariquitas con mi hermana y luego las dejabamos ir antes de entrar en la casa, que tiempos, gracias por este post, ojala y Sebi pueda disfrutarlas también.

Serendipity dijo...

recorcholis....no tengo la mas remota idea, pero te prometo que voy a buscar una sí o sí!!!